La imaginería es una de las prácticas artesanales más antiguas del mundo

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La imaginería, es una de las prácticas artesanales más antiguas en el mundo, y se ha transmitido y popularizado en los Andes a partir de la llegada de los españoles formando parte de los mecanismos en el proceso de evangelización. Al ser una de las artes tradicionales con un profundo arraigo en Europa, sobre todo con la representación de imágenes religiosas, tiene un amplio desarrollo en cuanto a técnicas, herramientas y utilización de materiales, habiendo, en ese entonces, talleres con varios aprendices.

Por lo que, cuando los primeros imagineros europeos se asientan en América, traen consigo esta línea de trabajo, la que se va a enriquecer aún más con las tradiciones, creencias y prácticas escultóricas locales, integrando, también, una serie de materiales e insumos autóctonos como el maguey, telas de textiles tradicionales, entre otros elementos que, combinados con los de la tradición occidental, dan personalidad a los trabajos que empiezan a producirse en esta parte del mundo.

Una de las piezas en imaginería que tiene un profundo arraigo en el sur del Perú, especialmente en el Cusco, es el Niño Manuelito. Pieza tradicional en las fiestas de la Natividad de Jesús. Sin embargo, el Niño Manuelito, no necesariamente es la representación de Jesús, sino que, es un personaje andino, generalmente, asociado a un niño indígena, que sale a jugar con los niños de los pueblos, haciendo una serie de travesuras, por lo que muchas veces va sin ojotas o sandalias, o está sollozando por tener una espina en uno de los pies, producto de las hazañas que realiza.

Este Niño, tiene diversas interpretaciones, de acuerdo a las distintas localidades y lugares donde se atribuye ha aparecido, vistiendo los trajes de cada zona y, además, es representado en distintas posiciones: dormido, bailando, sentado, acostado, jugando. Una de las representaciones tradicionales del Niño Manuelito es en la que se encuentra sentado en una silla tratando de quitarse una espina del pie siendo denominado Niño de la espina.

La representación del Niño Manuelito ha tenido a destacados exponentes en el Cusco, sobre todo en el barrio tradicional de San Blas, entre los que destacan los maestros Raymundo Béjar Escobar, Santiago Rojas, Antonio Olave, Enrique Follana, quienes han dejado un gran legado familiar. Del mismo modo, destaca la familia Aller Escalante, siendo Abedail Aller Escalante, artista e imaginera, quien aprendió este arte en el seno familiar de la mano de la maestra Clorinda Escalante Tello y, que ahora, desde su propio taller, difunde este legado.
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